Super-organizaciones educativas e igualdad de oportunidades


La igualdad de oportunidades es un reto social complejo donde estamos implicados todo tipo de actores sociales, ya sean políticos, económicos, sociales, educativos, sanitarios o culturales. En este post quiero argumentar cómo las organizaciones educativas, a pesar de los recortes y otras dificultades agregadas, son un activo clave en la generación de oportunidades en la vida de las personas. Una perspectiva desde la teoría del capital social puede ayudarnos a entender mejor el poder de las super-organizaciones educativas en la generación de infraestructuras de oportunidad.

Nuestra familia y las relaciones que establecemos con padres, hermanos, abuelos, etc. son la red social principal que nos sustenta a lo largo de la vida, pudiéndonos aportar bienestar y múltiples oportunidades de desarrollo y proyección. De ellos recibimos una educación y unos valores, un capital humano que nos ayuda en la construcción de nuestro propio mundo de oportunidades. Un economista argumentaría que nuestro capital humano determinará nuestras posibilidades socioeconómicas en el futuro. Por tanto, la familia con la que nos ha tocado vivir influirá enormemente en nosotros y en nuestras oportunidades en la vida. Pero además de este capital humano, los intercambios a través de la red social familiar son una fuente de múltiples y diversos recursos para nosotros a lo largo de la vida. Un sociólogo argumentaría que el capital social de las familias, entendido como nuestras conexiones y el acceso a los recursos que residen en ellas, son una importante fuente de oportunidades.

Pongamos algunos ejemplos: ante un momento difícil en la vida adulta es probable que sean ellos quienes te acojan, te escuchen y te ayuden de diferentes maneras; si tienes que trabajar y tu hijo se pone enfermo, es posible que los abuelos se puedan hacer cargo; si te quedas sin trabajo ni ingresos económicos durante una época, es posible que tu familia te ayude a pasar el trago; si buscas trabajo podrías encontrarlo gracias a amigos de los padres, etc. Muchas veces estas conexiones sociales son interacciones que abren nuevas oportunidades. Personalmente, en un momento de mucha confusión a nivel profesional mi abuela me puso en contacto con un profesor universitario al que fui a ver, conversamos y esa relación cambió mi perspectiva sobre el futuro y de alguna manera cambió mi vida. Y además me escribió una carta de recomendación. Como muchos estudios indican, la influencia de la familia en la que crecemos en nuestras oportunidades de crecimiento y acceso a los recursos es aún mayor de lo que a simple vista podríamos pensar y, por tanto, una persona tendrá más o menos oportunidades en la vida en función de la familia en la que le haya tocado vivir.

Por otro lado, existe otro activo influyente y generador de oportunidades muy importante para las personas: las organizaciones educativas en las que participamos a lo largo de nuestras vidas. Existen evidencias de que lo que he titulado como una super-organización educativa, puede cambiar la vida de las personas para siempre. Me gustaría reflexionar en torno a la capacidad que tienen las escuelas, los programas extraescolares, las universidades o los centros juveniles de orientación laboral, entre otras, de generar infraestructuras de oportunidad para las personas que participan en ellas.

Un chico y una chica a punto de empezar la universidad están ante una gran oportunidad que muy probablemente cambiará sus vidas. Podemos esperar que ellos tengan mejores perspectivas de futuro por la inversión en su capital humano, por el que recibirán unas habilidades y una formación. Este capital humano incluirá no solo el conocimiento de las materias como podrían ser en anatomía, psicología o matemáticas, sino también la adquisición de habilidades como aprender a escribir, a investigar o a comunicar. El capital humano y las habilidades adquiridas les empoderarán y les ofrecerán mayores oportunidades a la hora de buscar o cambiar de trabajo, buscar piso, hablar con sus doctores o encontrar escuela para sus futuros hijos. Por otro lado, también podríamos esperar que por ir a la universidad, tanto él como ella, adquieran beneficios adicionales relacionados con el capital social construido a lo largo de sus años de carrera. Las relaciones con otros estudiantes les pueden proporcionar soporte emocional y amistad, les pueden conectar con otras personas distintas, conectar con oportunidades de trabajo, o bien ofrecer oportunidades de encontrar partners con los que llevar a cabo proyectos profesionales futuros. Las relaciones con profesores les pueden ofrecer asesoramiento y guía, informar sobre posibles trabajos o bien recomendaciones para futuras oportunidades laborales. Y las relaciones con otras organizaciones o empresas también les pueden aportar opciones laborales, asesoramiento y otras conexiones con organizaciones conectadas. Por tanto, una super-organización universitaria debe además de planificar el desarrollo de conceptos y habilidades, planificar también la construcción de conexiones relevantes en la experiencia de los estudiantes.

Si nos situamos en un barrio socialmente vulnerable donde viven familias con bajos ingresos económicos, la importancia del capital social y la generación de oportunidades es aún más determinante. Diferentes estudios concluyen que las familias que viven en estos contextos disponen de escasas relaciones de confianza en su núcleo más cercano, ya sean familiares o amistades, y muchas veces sus conexiones generales son poco diversas, es decir, entre personas muy similares a ellas mismas –etnia, género, localización, nivel social, inquietudes, etc-. En este contexto, una super-organización educativa puede generar oportunidades en niños, jóvenes y familias que les permitan vivir una vida digna y plena.

Pongamos como ejemplo dos familias que viven en un barrio de estas características y llevan a sus hijos de 2 años a dos diferentes escuelas de educación infantil. En la primera las familias acuden y reciben el servicio que esperaban, buenas oportunidades de desarrollo educativo de los hijos y una acogida respetuosa y afectuosa a los padres. Sin embargo, en la segunda escuela las familias, además de las oportunidades de desarrollo para sus hijos, reciben oportunidades de desarrollo para los padres, tales como: espacios de apoyo a madres donde se establecen nuevas relaciones de soporte emocional con otras familias con hijos; grupos de madres y educadoras sobre cómo mejorar las propias competencias parentales; visitas y charlas de los pediatras o enfermeros donde se inicien conexiones con los centros médicos próximos; actividades lúdicas y educativas en la biblioteca del barrio conectando con servicios comunitarios culturales y educativos; participación en proyectos de barrio entre escuelas y entidades donde se recojan alimentos, o ropa y juguetes para reutilizar; o salidas a equipamientos culturales fuera del barrio o municipio conectando a las familias con oportunidades de desarrollo fuera de su barrio.

Podríamos pensar que la primera organización está haciendo bien lo que se le exige, pero solo la segunda es una super-organización educativa en tanto que está multiplicando las oportunidades brindadas al conjunto de la familia, tanto a los hijos como a los padres. La familia se beneficia y se empodera a través de los nuevos aprendizajes, pero también a través de la mejora de sus conexiones con el entorno. Ahora conocen a los pediatras y enfermeros y todo lo que les pueden ofrecer, conocen equipamientos sociales donde pasar tiempo en familia, y conocen a otros padres con quienes pueden relacionarse en el barrio. Este capital social adquirido revertirá a su vez en la propia red familiar, aumentando aún más las capacidades familiares.

Las super-organizaciones educativas conocen el poder del capital social como generador de infraestructuras de oportunidad. Por tanto, están bien conectadas con otras organizaciones de su entorno con las que comparten proyectos diversos, beneficiándose también de los recursos adquiridos a través de dichas relaciones e intercambios, como por ejemplo: información sobre familias; proyectos innovadores; espacios alternativos donde realizar actividades; o materiales específicos como libros o material deportivo. De este modo, las super-organizaciones extienden y comparten con las familias y estudiantes su propio capital social de un modo planificado, multiplicando así sus oportunidades presentes y futuras. Las super-organizaciones huyen de la soledad y pretenden aliarse con todos aquellos que les faciliten cumplir con sus misiones. Estas organizaciones existen y se sitúan hoy como una de las claves para acercarnos a retos tan complejos como la justicia social y la igualdad de oportunidades.

Dr. Jordi Díaz – Membre de la línia “Territori, educació i inclusió: nous models d’organització i de lideratge educatiu en xarxa“. Podeu trobar aquest post aquí

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