Política y marketing in Catalonia


Decía Obama ayer en su primer discurso como presidente re-electo que la campaña había sido una dura y feroz lucha, pero que todo ello se debe a que tanto él como Romney sienten un profundo amor por el país. De alguna manera estaba justificando los millones de dólares invertidos en publicidad negativa y la cantidad de nefastos mensajes vertidos sobre los ciudadanos, predicando que el otro es feo y malo. Sin duda, este hecho ha repercutido enormemente en las pocas propuestas firmes de futuro planteadas por ambos programas… esa era la discusión que la gente necesitaba y merecía. Pero por lo visto nos conformamos con pensar que los otros también lo hacen, que nuestra democracia es mejor que la del vecino, o con que es la mejor que hemos tenido hasta ahora.

Al fin y al cabo la gran masa de izquierdas entiende que a veces es necesario sembrar miedo para acceder o mantener el poder. Aquí en España eso lo sabemos bien y todos recordamos el si no votas ellos vuelven de Zapatito… ¡y nos quedamos tan anchos! Es el juego de la política en nuestros tiempos y a la vez una de las claves de la creciente desafección. Aunque podríamos decir que jamás ha habido una clara afección en nuestro país, hoy existe una peligrosa aversión. En plena crisis profunda del modelo económico, social y de estado crece la percepción social compartida de que la política no defiende el bien común o el interés general, sino el bien de unos pocos y el interés de ellos mismos. La movilización entorno al no nos representan o el partido pirata son un claro indicador de la desconfianza creciente del ciudadano con la clase política.

En la antesala de la campaña electoral en Catalunya, la pregunta que se deben estar haciendo ahora los estrategas asesores de cada uno de los partidos es ¿como podemos ganarnos la confianza de la gente? A simple vista no parece una mala pregunta, pero tiene truco. Es en el cómo se afronta esa pregunta dónde yace el mal mayor de la fracasada política actual. Con esto quiero decir que la confianza del ciudadano es tratada como un fin en sí misma, es decir, que cualquier argumento es bueno si me da acceso o me permite permanecer en el poder. Los estrategas en publicidad política y en estrategias de mercado político son las estrellas de las campañas electorales, y les asesoran sobre cómo llegar al poder… que si no pronuncies la palabra independencia que te restará votos, que si debes menospreciar a tu rival electoral, que si te depiles las cejas…

En mi opinión existe una palabra y una actitud clave para ganarse nuestra confianza, la honestidad. La confianza de los ciudadanos no es un fin en sí misma, sino una consecuencia directa de la acción política honesta y coherente, es el resultado de cumplir ampliamente un programa y sobretodo defender el bien común ante la creciente desigualdad social. Los asesores en este ámbito deberían ayudar a mejorar la acción política, deberían centrarse en mejorar la acción de gobierno para cumplir aquello prometido, y ni mucho menos asesorar a políticos para llegar al poder como si del anillo de Frodo se tratara. No es lo mismo vender coches que hacer política, y pienso que hoy más que nunca entendemos que los políticos en su gran mayoría son vendedores de humo, se lo han ganado con creces.

Pero Obama es mucho más que todo esto, él es el primer presidente re-electo que sobrevive a la crisis porque ha sabido trazar y comunicar un camino en el imaginario de todos desde el primer día. Él ha sabido dibujar el futuro del país anclándose a unos valores comunes representativos y a las potencialidades del país, comprometiendo a los ciudadanos para la mejora haciéndoles saber que ellos son los protagonistas y que deben esforzarse para conseguir sus logros, trasladando la idea de que juntos todos seremos más fuertes y finalmente confiando totalmente en las posibilidades de éxito.

En este lado del Atlántico la Izquierda está en total reconstrucción… y eso es siempre una buena señal. Mientras tanto, desde Barcelona me pregunto cuáles serán nuestros posibles caminos a escoger y si tendremos una información amplia y confiable para poder decidir, me pregunto si aquello que votemos se cumplirá o será una estrategia de marketing para seguir recortando y mermando el bien común de todos, me pregunto si alguien será capaz de presentar un proyecto factible y brillante, y comprometer a toda la sociedad catalana para remar hacia una misma dirección.

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