Felices compras y feliz 2011 d.c


Si un extraterrestre viniera a visitarnos por estas fechas y se diera un paseo por las calles adornadas con luces de colores, con ese gentío medio excitado medio estresado y esas tiendas llenas de cosas que todos necesitamos para ser verdaderamente felices, probablemente acabaría comprando regalos para toda su gente. Curiosa manera de demostrar nuestro amor, ¡todos compramos! es un signo de pertenencia social, si no compras estás fuera, no quieres a los tuyos y ellos no te quieren a ti, eres un pobre desgraciado y nada de lo que hay aquí montado es para ti. ¿Quien no daría todo por los suyos? ¿Que padres no quieren lo mejor para sus hijos? A algunos las compras le suponen un esfuerzo desmedido o una deuda más, pan para hoy hambre para mañana. Eso si… bajo la responsabilidad de cada uno, de las penas este sistema no se ocupa, en plena crisis los brazos del consumismo no tienen nada de sutiles, de hecho dicen que el consumir nos sacará de la crisis.  Si al menos los negocios familiares y las pequeñas empresas salieran beneficiadas, pero no es bien bien así, los niños quieren lo que se anuncia por la tele y nada más, no quieren un coche de juguete, quieren el coche supersónico de la marca acme, y claro, los pequeños negocios no pueden competir con los precios de las grandes empresas. Y es que la maquinaria capitalista no tiene límites, es tan terrorista como el que más. La publicidad juega con nuestra autoestima, nos empuja a hacer barbaridades para sentirnos bien con nosotros mismos, para incluirnos aunque sea con calzador en éste nuestro sistema… como se lee en un edificio grande en plena Plaza Cataluña de Barcelona… això no és crisi, d’això s’en diu capitalisme.

A todo esto, inmersos en plena época de comer por tres y comprar hasta para amigos invisibles, es curioso como se repiten escenas… familias unidas pero con bozal, troncos que cagan regalos y turrones, centros comerciales a rebosar, los y las dependientas a destajo doblando ropa y sonriendo más falsas que un billete de quince céntimos, los niños correteando contentos alentados por una realidad mágica paralela, las galas refritas de la tele con playbacks espectaculares y un poco de humor  sin grandes expectativas, un repaso a los mejores momentos según algunos, supersticiones varias, anillos en el cava, velas y por supuesto, las doce uvas con sus doce campanadas. Es la tradissión y al fin y al cabo somos animales rutinarios, las rutinas nos hacen felices parece ser.

En fin, a mi me encanta estar con mi familia y amigos, es lo que más me gusta para hoy, ayer y siempre. Cualquier rato es bueno para brindar con los tuyos, cualquier fiesta es buena para desentonar. Recuerdo a mi abuela llorar cada año al acabarnos las uvas porqué decía que sería, probablemente, su último fin de año con la familia… que buenos recuerdos. Os deseo un fantástico año 2011 d.c , los mejores deseos para todos.

 

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